domingo, 16 de enero de 2011

Esclavo de los lamentos de una musa negra...


Cuando las lágrimas toman ese tono azabache...
Cuando la piel se reseca, se agrieta...
Cuando haces de tu tristeza un mar...Infinito, grisáceo, y, terriblemente gélido...

Cuando la vida es negra, la musa que se supone...sería la inspiración angelical, la que pondría en mis manos la fuerza necesaria para dejar fluir mis sentimientos; se encarga de lanzar una mortaja- aun sin terminar- sobre mi rostro...

Frías manos rigen las mías, escribiendo incesantemente lo que se supone, no podría escribir nunca....
Leves susurros dibujan en mi mente la idea, vívida...como un cristal iluminado por la nocturnidad de la luna...
Ojos sin vida, detallan mis líneas, aun sin forma....
Y...una voz, esa maldita voz, define con un maquiavélico tono estridente las últimas conjeturas de mi corazón ahogado en tinta, en lágrimas...en su propia sangre....

La rasgaduras aumentan cuando sus desesperación crece...
La musa que un tiempo ya no definible, era...hermosa, plácida, encantadoramente colorida...
Hoy, tras de mi, se ha convertido en una emisaria de la muerte, una evocadora de dolorosos y crueles recuerdos que carcomen mi alma...

Sin duda, mi musa ha sido mi peor enemiga, y mi mejor amante....

La que, en otrora se vistiera de blanco y oliera a flores...

Hoy es una demoníaca silueta vestida de telas negras, que huele a muerte y desesperación...



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